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Assumpta Aguilar
Abuela de una chica con TCA

El apoyo incondicional de una abuela

Assumpta Aguilar

Assumpta Aguilar tiene 77 años, vive en Tremp (Lleida), es madre de cuatro hijas y abuela de diez nietos y nietas. Una de ellas, que ahora tiene veinte años, empezó a tener un trastorno de la conducta alimentaria, acompañado de conductas autolesivas y de una depresión, cuando tenía doce. Estos años han sido «duros» para toda la familia, para quien los abuelos han sido una pieza imprescindible. «Mucho amor para nuestra nieta y apoyo para toda la familia, que nos necesita más que nunca». Estas son las claves del rol que han asumido los abuelos en esta situación y que nos desvela Assumpta cuando hablamos con ella.

Assumpta fue la primera persona adulta en sospechar que su nieta podía tener un trastorno alimentario, después de que le llegara alguna información por parte de otra nieta. «Piensas que son etapas que vienen y que se irán, pero hasta que no estás dentro, no te puedes imaginar lo complicado que es y lo grave que puede llegar a ser un trastorno de salud mental». Y estos primeros síntomas fueron en aumento, con autolesiones graves, depresión e, incluso, ideación suicida. Assumpta recuerda la época en la que tuvieron que ingresar a su nieta en Lleida, lejos de casa, como un momento realmente duro y angustioso: «Fue muy fuerte, allí vimos que no era nuestra niña. Estaba muy medicada, muy chafada y empezó a hacer todo aquello que en casa no hacía por no preocupar a la familia, se autolesionaba mucho, se intentó escapar... Nos impactó y desmoralizó mucho verla así», nos comparte la abuela. Y también tiene espacio para la reivindicación: «Creo que si hubiera más profesionales y más recursos, se podría actuar de otro modo, sin tener que atar a las personas ni medicarlas tanto, porque mi nieta arrastra todavía las secuelas de todo lo que tuvo que pasar allí».

Un trastorno duro para toda la familia

A la preocupación de Assumpta por su nieta se suma la preocupación por su hija y, por extensión, por el resto de la familia. Y así lo vivió y lo vive ella: «Estaba muy angustiada por mi nieta, pero pensamos que ella ya estaba donde tenía que estar, cuidada por profesionales, y entonces nos centramos en apoyar a nuestra hija, que estaba sufriendo mucho y nos necesitaba; ella y sus otros hijos, que tuvieron que ver y vivir situaciones que no les tocaba por la edad». Un proceso difícil, complicado, duro, que se alarga mucho en el tiempo y que puede provocar un desgaste en las personas que rodean a la persona afectada. «Poco a poco te acostumbras, haces de tripas corazón y dices «pues si esto es así, lo tenemos que soportar y tenemos que estar aquí para ayudar», angustiados pero saliendo adelante», nos explica Assumpta. Y esto es lo que hacen ella y su marido, ayudar, junto con toda una familia que «ha estado muy unida» ante esta situación.

Estaba muy angustiada por mi nieta, pero pensamos que ella ya estaba cuidada por profesionales, y entonces me centré en apoyar a mi hija.

Assumpta es una pieza importante en la familia: apoya a todos los miembros, atiende a los nietos, está siempre cuando la necesitan, reúne y aglutina, da consejos y cuida de todos, pero seguramente su valor más preciado es el amor que transmite. «Cuando estamos con Lluna, lo más importante es darle amor, comprensión y afecto», nos dice, compartiendo su fórmula. Y de hecho, nos explica que «nuestra nieta nos ha repetido muchas veces que si no fuera por el apoyo de la familia, ya no estaría en este mundo». Los abuelos y la nieta se quieren mucho, pasean juntos, comparten momentos bonitos, pero también «hay que estar un poco pendiente de ella, porque a veces no sabe y no puede gestionar su malestar, y tenemos que procurar que no haya nada con lo que se pueda hacer daño o vigilar si lleva mucha rato en el lavabo, por ejemplo. Pero ella se deja cuidar por nosotros».

¿Y quien cuida de Assumpta? Ríe y dice que se siendo muy querida, y que todo lo que hace le sale así, del corazón. Aun así, nos confiesa: «Yo me lo he gestionado bien, pero algunas veces sí que he ido al psicólogo, porque cuando te hundes es complicado volver a subir. Hay veces que mi nieta está muy bien y piensas que remontará y que lo podrá gestionar, pero entonces ves que no, que todavía no puede hacerlo sola, y vuelves a hundirte, y vuelves a dar amor y apoyo, y no pasa nada, hacia adelante siempre. Es duro, muy duro». Y para no hundirse y para entender este trastorno, Assumpta ha hecho dos cosas importantes: una, informarse sobre los TCA, leyendo libros y consultando con profesionales; y dos, contactar con la Associació contra l'Anorèxia i la Bulímia (ACAB) y participar en un grupo de ayuda mutua donde, de manera online, comparte experiencias con otras personas que están pasando por la misma situación que ella. «Soy la única abuela que estoy conectada, pero creo que los abuelos también está bien que conozcan otras maneras de salir adelante y que te den ánimos para poder soportar todo esto», nos comenta.

Cuando le preguntamos por el futuro, Assumpta mira hacia arriba, se queda pensando y contesta: «Nosotros, los abuelos, siempre haremos lo que haga falta y estaremos disponibles para ayudar, mientras la salud nos acompañe».

 

Este contenido no sustituye la labor de los equipos profesionales de la salud. Si piensas que necesitas ayuda, consulta con tu profesional de referencia.
Publicación: 20 de Junio de 2023
Última modificación: 7 de Noviembre de 2023

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