Una de las estrategias que puede serte útil es hacer una lista de razones por las cuales no tendrías que hacerte daño a ti mismo. Algunas de estas razones, por ejemplo, podrían ser:  

• Puedes asustar o preocupar a las personas que te quieren.  
• Puedes autolesionarte de una manera más grave de la que pretendías en un inicio y podrías acbar en urgencias.  
• Cada vez que te autolesionas, es más complicado controlarlo. Es como una adicción.  
• Puedes tener problemas con los estudios o el trabajo.  
• La gente puede llegar a apartarte o a pensar mal de ti.  
• La autolesión puede hacerte sentir peor a largo plazo.  
• La autolesión puede causarte más dolor emocional a corto plazo.  
• La autolesión no te ayuda a aprender nuevas estrategias para afrontar tus problemas. 

Te proponemos que hagas una lista con tus propias razones para no autolesionarte. Una vez la tengas, puedes hacer copias y ponerlas por todas partes (en casa, en el trabajo, en la escuela…). Lleva siempre la lista encima y, cuando tengas la idea de autolesionarte, tendrás a mano las razones para no hacerlo.