Factores de riesgo de la ansiedad en la adolescencia
Existe una vulnerabilidad común a todos los trastornos de ansiedad, que se relaciona con la presencia de los siguientes factores: rasgos de introversión y timidez; rasgo temperamental de inhibición conductual; presencia de algún familiar con ansiedad u otras dificultades psicopatológicas, y la presencia de experiencias vitales negativas. Un factor de riesgo es aquel que aumenta la probabilidad de que aparezca un trastorno psicopatológico.
De manera general, se considera que los trastornos de ansiedad vienen explicados por la interacción de diferentes factores, tales como:
Factores genéticos
Historia familiar y variables familiares: que uno de los padres tenga un trastorno de ansiedad aumenta el riesgo de sufrir ansiedad. Por otra parte, numerosos estudios se han centrado en las relaciones entre estilos relacionales de los padres con sus hijos y asociación con síntomas de ansiedad en los niños. En este sentido, parece que estilos educativos con un excesivo nivel de control y sobreprotección son factores de riesgo relevantes, ya que limitan la autonomía y la independencia de los hijos. Los adolescentes con más factores de riesgo genético pueden experimentar ansiedad incluso en ausencia de una amenaza real, describiendo sentimientos de nerviosismo continuo, inquietud o estrés elevado, con dificultad para sentirse relajados y tranquilos.
Temperamento en la infancia
El temperamento es la individualidad heredada que afecta a la forma de pensar, sentir y actuar de cada persona. Es la tendencia constitucional del individuo a reaccionar de determinada manera en el ambiente. Básicamente son dos los rasgos temperamentales que se han asociado a presentar trastornos de ansiedad: la inhibición conductual (IC) y la sensibilidad a la ansiedad (SA). La IC es uno de los factores de riesgo para el desarrollo de trastornos de ansiedad más relevantes. Se define como la tendencia a manifestar miedo, evitación o cautela en situaciones que son novedosas y/o personas desconocidas.
Los niños con IC se caracterizan porque son niños que ante estas situaciones suelen mostrar:
- Dificultad para tolerar cambios o novedades.
- Lentitud para coger confianza con personas desconocidas.
- Poca sonrisa.
- Buscar mucha proximidad a figuras de apego.
- Hablar poco.
- Mirada tímida, evitación del contacto ocular.
- No querer explorar situaciones novedosas.
Por otra parte, la sensibilidad a la ansiedad se define como la tendencia a manifestar miedo ante la experiencia de síntomas de ansiedad, cometiendo sesgos cognitivos y tendencia a interpretarlos de manera catastrófica. En este sentido, se detecta de manera muy precoz cualquier cambio somático y se interpreta como una amenaza, pensando por ejemplo que puedo tener un ataque cardíaco al percibir cierto incremento en los latidos del corazón. Hay estudios que muestran que la presencia de IC significativa predice la aparición de problemas relacionados con la ansiedad en dos años. También se ha observado que la presencia de IC predice la existencia de fobia social en la adolescencia, y la sensibilidad a la ansiedad se relaciona más con trastorno de pánico o trastornos somáticos y TAS.
Factores sociodemográficos
Son factores sociodemográficos la edad y el sexo. En este sentido, numerosos estudios informan de un mayor riesgo de padecer cualquier trastorno de ansiedad en chicas. Esto es particularmente evidente en el TEPT, que es donde se constata una diferencia superior entre sexos. En relación a la edad, se sabe que la pubertad es el momento evolutivo de mayor vulnerabilidad y riesgo para el inicio de problemas de ansiedad, aproximadamente a los once años. El inicio de los trastornos de ansiedad es mucho más anterior que otros problemas importantes en la adolescencia como trastornos del estado de ánimo, problemas de comportamiento y problemas con el uso de sustancias.
Factores desencadenantes ambientales
Acontecimientos vitales tales como separación de los padres, cambio de escuela etc., u otros considerados más estresantes (por ejemplo, experiencia de maltrato) se asocian al desarrollo de trastornos de ansiedad en personas biológicamente vulnerables. De manera específica, la presencia de victimización y bullying entre iguales en la adolescencia se asocia con síntomas de ansiedad y depresión a medio y largo plazo, debido al estrés psicológico persistente.
Factores psicológicos
Los adolescentes con ansiedad suelen tener más pensamientos que les informan de las amenazas del entorno. Por ejemplo, un adolescente con ansiedad social tendrá más pensamientos en relación a amenazas sociales («no gustaré a los demás»), los niños con ansiedad de separación en relación a amenazas al bienestar de los padres («les pasará algo y me quedaré solo»), etc. Este sesgo atencional respecto posibles amenazas y el sesgo de interpretar informaciones ambiguas consistentemente hacia una lectura desde el miedo son típicos de los trastornos de ansiedad.
La presencia y la intensidad de estos factores de riesgo determina el grado de vulnerabilidad de una persona: a más factores de protección y menos factores de riesgo, se incrementa la resistencia frente a la adversidad; en cambio, cuantos más factores de riesgo y menos de vulnerabilidad, se incrementa la vulnerabilidad individual. Sin embargo, para que esta vulnerabilidad se convierta (o no) en una manifestación de trastorno, necesita de la interacción con otros factores.
Este es un artículo original del 12º Informe FAROS «Una mirada a la salud mental de los adolescentes - Claves para comprenderlos y acompañarlos».
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