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Artículo

Cuidar preservando los derechos y la autonomía de las personas

Cómo implementar un modelo de atención humanista en los ingresos hospitalarios
Jesús Portos Villar

Jesús Portos Villar

Enfermero especialista en salud mental. Jefe de Gestión Enfermera de las Unidades de Agudos, Subagudos, Hospital de Día y Urgencias de Salud Mental
Parc Sanitari Sant Joan de Déu
Professional atendiendo a una persona

Resumen

El Parc Sanitari Sant Joan de Déu impulsa una atención humanista, que promueve los derechos y la autonomía de las personas, a través de modelos como el Housing First y la psicología de Carl Rogers, y eliminando prácticas restrictivas como las sujeciones, según la Norma Libera-Care. Los procedimientos ponen en el centro a la persona y se la involucra en el proceso de recuperación. Para ello, es necesario revisar continuamente las prácticas, la atención y los procedimientos, midiendo los resultados a través de la experiencia de las personas atendidas. Con la aplicación del modelo humanista, se ha visto un impacto positivo en la capacidad de las personas para ejercer su autonomía y tomar decisiones sobre su cuidado.
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El Parc Sanitari Sant Joan de Déu, históricamente y de forma continuada, ha ido revisando sus procedimientos con la intención de alinearlos con las corrientes humanistas más actuales y promover los derechos y la autonomía de las personas atendidas. Ejemplos de ello son la aplicación de la Norma Libera-Care, del modelo Housing First, que otorga especial importancia al entorno físico para la recuperación de la persona, o de la psicología humanista de Carl Rogers. El objetivo de este esfuerzo no es otro que aumentar el bienestar general experimentado por la persona que atendemos. 

Un elemento facilitador en la implementación de estos modelos humanistas, en el caso de nuestra institución, ha sido la progresiva capacitación de los equipos profesionales, pero también de las personas atendidas, cuya opinión y participación en todo el proceso de recuperación ha pasado a primer plano.

La gestión organizativa del proceso asistencial también está alineada inequívocamente con esta visión y funcionamiento, que sitúa a la persona en el centro de su área de intervención con todas sus dimensiones humanas, entre las cuales están sus derechos, necesidades y capacidades. Así, alrededor de la persona atendida, y con una relación bidireccional, debemos colocar las normas, los protocolos y los procesos de la institución (marco teórico), las intervenciones y las técnicas utilizadas (marco práctico) y el diseño del entorno, es decir, los espacios, el equipamiento y el personal.  

El modelo humanista pone a la persona en el centro, respetando su identidad singular, su dignidad, su autonomía y su entorno significativo.

De esta manera, la influencia es mutua: de la institución hacia la persona (como en el enfoque clásico), pero también la persona incide en la institución (aportación del enfoque humanista), porque opina y, lo más importante, decide sobre su cuidado, la planificación y las intervenciones. Este modelo, pues, se basa en el respeto a las dimensiones que conforman la persona: su identidad singular; su dignidad no dependiente de su edad, enfermedad, estado cognitivo o discapacidad; su autonomía ejecutiva; y su entorno significativo, entre otras.

recuperacion

El modelo de recuperación, un cambio de paradigma en el abordaje de la salud mental

Aplicando el modelo humanista en hospitalización en salud mental  

Muestra de este modelo de atención, desde noviembre de 2019, las unidades de agudos y subagudos del Parc Sanitari Sant Joan de Déu están certificadas como servicios sin sujeciones por la Norma Libera Care, que impulsa un nuevo paradigma de cuidados individualizados, motivadores y sin sujeciones. Para su consecución y consolidación fue y es fundamental el papel de supervisión e integración de los estándares de calidad referentes del Modelo Libera Care, definidos por indicadores como:  

  • La formación continua basada en la experiencia de la persona atendida.
  • La gestión de las no contenciones.  
  • Los planes terapéuticos y de cuidados centrados en la persona.  
  • El conocimiento del grado de bienestar experimentado por la persona atendida.  

Este rol de reconstrucción funcional supuso la verdadera evolución hacia el modelo humanista y la devolución a la persona atendida de todo lo adquirido en ese tiempo.  

contenciones

El futuro de los cuidados pasa por el abandono de las medidas restrictivas

La asociación de primera persona ActivaMent Catalunya, que gestiona semanalmente un grupo de ayuda mutua en nuestra Unidad de subagudos, impartió formación sensibilizadora al personal sobre empoderamiento y capacitación, derechos y deberes, estigma, etc. Esto supuso una verdadera palanca de cambio, un baño de realidad del poder positivo o negativo que el cuidado ejerce sobre las personas, también emocionalmente.  

Los planes terapéuticos se vieron igualmente modificados conforme se fue avanzando en la consecución este modelo, hasta la eliminación de prácticas restrictivas, y se reformularon, enfocándolos en la prevención de las alteraciones de conducta y enfatizando las capacidades de la persona atendida y su acompañamiento constante.

Implementar el modelo de recuperación en salud mental requiere una revisión constante, con la implicación de los profesionales y la opinión y valoración de las personas atendidas.

Finalmente, quedaba conocer de primera mano que todo este esfuerzo de revisión funcional y relacional con la persona era efectivo, y conocer su opinión sobre el bienestar o malestar emocional experimentado a raíz de nuestro cuidado en la unidad. ¿Cómo lo haríamos? Midiéndolo a través de su experiencia en dimensiones reales como la autonomía, los derechos, el bienestar emocional y físico, la autodeterminación, etc. Y cabe decir que los resultados sobre más de cien usuarios encuestados fueron muy positivos, siendo especialmente buena la valoración de la capacidad en el ejercicio de la autonomía efectiva; es decir, la capacidad de controlar su propia vida, escoger, decidir y asumir las consecuencias de sus propias decisiones, pese a las circunstancias de su ingreso.

Quiero destacar particularmente la importancia de este último aspecto, pues no es nada habitual este ejercicio en un contexto como el nuestro; habitualmente, las instituciones optan por adoptar funcionamientos más paternalistas y beneficientes, anteponiéndolos a los derechos más básicos, y valorando éstos últimos como riesgos implícitos. Desde luego, esta gestión conlleva un esfuerzo de valoración continua y dinámica, dependiendo del estado psicopatológico y funcional, del contexto del que se trate, de la complejidad de la situación o decisión, de sus riesgos, del entorno del usuario y de la unidad.  

Cambios con un gran impacto en la persona atendida 

Algunas pequeñas decisiones con mucho impacto en el momento en el que se tomaron son, por ejemplo:  

  • Poder tener acceso al teléfono móvil para mantenerse conectado con el entorno.  
  • Tener las prendas y pertenencias más personales para preservar la identidad y contribuir a la autodesestigmatización.  
  • Intimidad para poder reflexionar o simplemente aislarse.  
  • Salidas terapéuticas o simplemente de ocio en un entorno seguro, incluso en momentos de gravedad clínica y funcional.  
  • Uso diáfano del espacio de la unidad.  

Estos cambios también contribuyen a fortalecer el vínculo de ayuda para futuras crisis o necesidades de ingreso. Por el contrario, el clásico abordaje de las situaciones cotidianas desde la restricción y únicamente contemplando la beneficencia en detrimento de la autonomía, debilitará este vínculo y nos alejará de la confianza de la persona que atendemos.

Este bagaje ha permitido la modificación de nuestro marco práctico, la manera en la que nos relacionamos con los usuarios y, por tanto, la manera de cuidar. Y, además, tenemos los resultados que nos ofrece la exploración de la experiencia.

Natalia Kazah hablando con una de las personas atendidas

Natalia Kazah Soneyra

Psicóloga. Unidad de hospitalización especializada en discapacidad intelectual (UHEDI)
Parc Sanitari Sant Joan de Déu

La importancia del entorno físico y humano

Debemos hablar también del entorno, físico y humano. El físico debe proporcionar confort y confianza. Disponer de lugares no restrictivos que, integrados completamente en la práctica, permitan que una crisis emocional o conductual se pueda desarrollar de manera segura sin pasar en primer término por una medida restrictiva. Al contrario, espacios de ventilación preferiblemente abiertos y con significado para el usuario. Algunos ejemplos en nuestra institución son el patio donde se puede practicar deporte, el huerto donde se pueden llevar a cabo conductas alternativas y opuestas a la agitación o la sala de time out, equipada con elementos de descarga física y un sistema de inmersión audiovisual, en la que se pueden manejar situaciones complicadas.  

Finalmente, y considerándolo el más determinante, el entorno humano: personas simplemente «humanas» y dotadas de sentido común, valores y voluntad. No se puede convencer a los integrantes de que se ha de pensar o trabajar así, uno se ha de creer realmente que hace lo correcto por otras personas iguales que él y que no podría ser de otra manera.

Debemos capacitar a las personas que atendemos, desde la educación y la autogestión, para prevenir y aminorar situaciones de gravedad que puedan requerir ingresos e intensidad en los tratamientos y cuidados.